martes, 16 de febrero de 2016

La ventana secreta

Llego a la puerta de aquella famosa casa de la calle Borges, atraído por la leyenda que contaba que había una ventana secreta al fondo del jardín y que una mujer una noche de tristezas la había atravesado. 

Toco el timbre, y un hombre de mediana edad con mirada intensa y voz rasposa pregunto quien es? 
El no sabia que hacer, estuvo por irse, cuando volvió a sonar esa pregunta: quien es? 
Cuando estaba por cruzar, sin querer dijo que era un vecino que había visto el cartel de venta de la casa. 
No supo como salió esa respuesta pues no había preparado nada para decir, solo la curiosidad lo había llevado hasta allí. 
El hombre le abrió, lo relojio de arriba a abajo antes de dejarlo pasar. 
Cuando finalmente entro, se quedo sin palabras cautivo por la magia de aquel lugar. 
El dueño lo invito a pasar para hacer la clásica recorrida de la casa, mostrándole el living amplio repleto de adornos curiosos con historia que hablaban mas de sus habitantes que de la casa. 
Siguieron recorriendo el lugar, los ambientes, el piso de arriba, mientras una gata gris iba y venia como inspeccionando a ese extraño señor. 
De repente, escucho la voz de una niña que hablaba con un ser llamado Topi, le resulto insólito hasta que fueron a conocer el baño del piso superior donde estaba ese diminuto animal parado en dos patitas mostrando sus dos dientes. 
Ya todo le resultaba un cuento de Borges. 
Pero el quería ir al jardín, así que tímidamente le pregunto al dueño si podía conocer aquel enigmático jardín, y sin dudarlo, el dueño le enseño la perla de la casa, ese oasis verde y pranico escondido en medio de la ciudad. 
Se quedó inmóvil, no podía creer lo que veía, esa enredadera viva y voraz, el famoso joven árbol danzarín, y la música de los barcos de metal. Todo era tal cual lo que sabia de aquella leyenda. 
Observo detenidamente cada rincón, hasta que vio la ventana secreta al fondo  del jardín. 
Se quedo sin aliento, era como la imaginaba, antigua y bella. 
Justo le sonó el celular al dueño de la casa y salió para atender, mientras le decía que podía caminar por allí. 
El, guiado por su espíritu curioso, avanzó despacio por el jardín palpitando cada paso a sus pies, olfateando la leyenda de la misteriosa ventana secreta. 
Siguió caminando hasta poder ver de cerca y tocar aquella ventana buscando el rastro de aquella misteriosa mujer, cuando el dueño volvió y miro extrañado a aquel hombre desconocido en actitud sospechosa en el fondo del jardín.  
El se apuro en regresar y dijo que tenía que irse, que su mujer lo esperaba para almorzar en un bar llamado Helena. 
Salió de prisa y avergonzado, corrió hacia la puerta de salida y se esfumo. 
No volvieron a verlo por ahí, nadie lo conocía en el barrio y nunca supieron que fue a buscar ese hombre, solo saben que jamás un extraño había pretendido abrir aquella ventana del fondo del jardín. 

Maria 
2/2/16 
Beruti, Buenos Aires 

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