Y de repente todas las tensiones se me metieron por la manga de mi camisa.
Parece que un hilo estaba suelto y se enredó con el cierre que dejó abierto un agujero por donde la tensión se metió.
Es que andaba dando vueltas buscando un lugar calentito y ahí vio donde alojarse.
Al principio la ignoré, no quise verla ni hablarle, me resistí a sentir la tensión.
El tema es que mientras más me resistía más me tensionaba y se armo una lucha inagotable por ver quien ganaría.
Finalmente, me rendí, me rendí a esa tensión agotadora, no quise pelear más, y me animé a escucharla, a preguntarle qué necesitaba, y por que se había metido dentro mío.
Ella me dijo que necesita soltar, caminar en el pasto verde, jugar y relajar, mirar el cielo un rato y respirar, solo respirar aire puro, que los pensamientos recurrentes la estaban desgastando.
Confieso que me enoje un poco con ella pues ¿era necesario hacer tanto alboroto?
Y ella me dijo que si, que era la única manera de que la escuchara.
Maria
@mariacarneiro28
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