Acostada en su hamaca preferida
Con una gata gris entre sus piernas
Estaba ella, lánguida y laxa
Sostenida entre las hojas del jardín
Qué bailaban al ritmo de una fresca brisa de finales de enero
Un suave sonido la deleitaba
Ese cantoneo de unas piedras colgadas al azar que hipnotizaba su piel
El cielo celeste se asomaba a lo lejos
Mientras la noche anunciaba su llegada
El momento más sublime del día
Ese donde el día besa a la noche
Y un sabor melancólico ella emanaba
Algo inexplicable y con sentido
Algo de saudades perdidas en el tiempo
Esa sensación de lograr una pausa en medio de la vida
Una pausa en medio de la ciudad
Allí mismo, en una casa rosa viejo de la calle Borges de Palermo
Abrazada por la suspensión del tiempo
Por la calma verde de aquel jardín primitivo
Mezclada con libros de grandes escritores que dejan su huella en esta tierra
Buscaba algún mensaje inspirador caído en sus oídos
Alli, estaba ella
Soñando con un libro
Soñando con aparecer a través de los desvelos de las madrugadas
Maria
28/1/2016
Borges, Buenos Aires
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