martes, 16 de febrero de 2016

La casa de Borges I

Acostada en su hamaca preferida 
Con una gata gris entre sus piernas 
Estaba ella, lánguida y laxa 
Sostenida entre las hojas del jardín 
Qué bailaban al ritmo de una fresca brisa de finales de enero 

Un suave sonido la deleitaba 
Ese cantoneo de unas piedras colgadas al azar que hipnotizaba su piel 
El cielo celeste se asomaba a lo lejos 
Mientras la noche anunciaba su llegada 
El momento más sublime del día 
Ese donde el día besa a la noche 

Y un sabor melancólico ella emanaba 
Algo inexplicable y con sentido 
Algo de saudades perdidas en el tiempo 
Esa sensación de lograr una pausa en medio de la vida 
Una pausa en medio de la ciudad 

Allí mismo, en una casa rosa viejo de la calle Borges de Palermo 
Abrazada por la suspensión del tiempo 
Por la calma verde de aquel jardín primitivo 
Mezclada con libros de grandes escritores que dejan su huella en esta tierra 
Buscaba algún mensaje inspirador caído en sus oídos 

Alli, estaba ella
Soñando con un libro 
Soñando con aparecer a través de los desvelos de las madrugadas 

Maria 
28/1/2016 
Borges, Buenos Aires 

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