martes, 16 de febrero de 2016

La casa de Borges III

Era la ultima tarde de un tranquilo verano de enero 
Ella nuevamente se recostaba en su hamaca preferida 
Desparramando su cuerpo en la tela cruda y tersa 
Otra vez sentía el cantoneo de las piedras que resultaron barcos colgados al azar, llevándola a un delicioso estado de conciencia sin igual 
Y Comenzó poco a poco, la suave danza de las hojas del jardín al ritmo del mahual 
Y casi sin querer ella levitaba otra vez 
Su cuerpo se hamacaba entre la enredadera que vestía la pared izquierda hacia la que caía de la derecha 
Un joven árbol se entusiasmó con la melodía y movió sus ramas al compás entrando en un trance de ensueño 
Sus hojas verdes y plateadas acariciaban la espalda de esa mujer que había perdido el control entregándose al arrullo de la música que sonaba en ese jardín 
Aunque nadie tocaba 
Aunque nadie la veía 
Ella sabia que una orquesta natural la sostenía 

Maria 
30/1/2016 
Borges, Buenos Aires 

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