Un atardecer más en un bello lugar en el mundo.
Me dispuse a saborearlo haciendo yoga y meditando
Alrededor mío todo se sentía Pura Magia, el sol ya se había escondido y comenzaba la fiesta del anochecer, colores rojizos, naranjas y rosados, “los arreboles” como diría mi mamá.
Y de fondo el sonido de los pájaros regresando a sus nidos, mientras le pasaban la batuta de la orquesta a los grillos para que entonen su mejor canción.
Hace ya unos años me di cuenta que lo mejor llega cuando se pone el sol.
Me dispuse a relajar en savasana, contemplar, respirar, agradecer.
Y de repente escucho un ruido sutil, pensé que algún bicho había cerca, mire y ahí estaba ella, Luna, la gata negra Bella, se acercó y se acomodó encima de mi pecho, hermosa ronroneando, ¿será que quería darme su energía y mimarme un rato?
Yo feliz, sorpresas que nos regala la vida.
Y como dice el hermano David “una vez que tenemos la práctica de estar despiertos a la sorpresa y atentos a la oportunidad que se nos presenta, espontáneamente estaremos alerta a nuestra respuesta, especialmente cuando se nos ofrece la oportunidad de disfrutar de algo”.
Y allí anida y brota la gratitud como una cucharada de dulce de leche delicioso en la boca.
Maria
@mariacarneiro28
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