lunes, 30 de noviembre de 2015

Te regalo tiempo

Te regalo tiempo 

Son las 9 AM, Juan me ofrece llevarme al Osteopata, pero me pide que me apure pues se le hizo tarde. 

Veo su cuerpo en tensión, sus manos apretadas, sus gestos rígidos, su respiración cortada, su voz tensa. 

Me apuro lo mas que puedo, subo al auto y termino de acomodarme, peinarme, ponerme crema, y revisar mi cartera. 

El maneja tenso y de prisa, pasa cerca de otros autos, los corre, acelera, y mientras me recuerda que es tarde para el, que me llevara pero esta muy apurado. 

Mientras vamos, medito sobre que lindos somos relajados, cuanto mas linda es nuestra expresión al estar relajados, y se me vienen muchos rostros conocidos de personas queridas, a las que conozco en situación de tensión y de relax, y realmente son todos mucho más lindos cuando están relajados. Sus expresiones, su tono, su voz, su brillo, sus corazones laten en otra vibración, esa que nos une, que contagia, que inspira. 

Pienso en mi, que diferente soy cuando tengo tiempo, cuando mi cuerpo se distiende, cuando mi rostro se afloja y aparece una sonrisa espontánea, cuando tengo tiempo de mirar el cielo, de seguir el vuelo de un pájaro, de observar otras personas como conversan, de caminar sin prisa, que felicidad siento y cuanto bien me hace. 

Entonces, es cuando creo que lo que nos afecta tanto en nuestra vida, es principalmente nuestra capacidad de administrar el tiempo, y como esto repercute en nuestro estado emocional y en nuestro cuerpo. 

La mayoría de los accidentes, de los malentendidos, de los conflictos, surgen fruto de estar apurados, presionados, de estar corriendo y sin tiempo de parar, de tomar un momento para conversar, para mirarnos a los ojos y expresar aquello que sentimos y necesitamos. 

Y para que eso suceda, necesito, antes que nada, como base fundamental, tiempo. 

Si estoy corriendo, no puedo conectarme con mi sentir y expresar lo que me pasa, si el tiempo me aprieta, solo podré decir algo rápido, y seguir corriendo, haciendo. 

Las mejores cosas suceden cuando tenemos tiempo, cuando nos damos tiempo, cuando podemos estar sin correr, aun en medio de la ciudad. 

Una buena comida, una buena película, un lindo beso, un abrazo, una bella conversación, una carcajada compartida, un baño en el mar, una caminata al sol, todo eso y mas, nos pasa cuando hay tiempo! 

Incluso una conversación difícil puede ser enriquecedora si tenemos tiempo. 
Hablar de lo que nos duele, de lo que nos cuesta, y poder escucharnos con el corazón, merece tiempo. 

Entonces, podemos empezar por regalarnos tiempo para estar, para disfrutar, para vivir, para ser. 

Maria 
2/11/15 

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