sábado, 17 de septiembre de 2011

La relatividad de las cosas. Carpe Diem.

Cada vez me convenzo más que todo depende del ángulo cómo miremos las cosas, y gracias a Dios hay muchos e infinitos ángulos, tantos como colores presenta nuestra paleta.

Nada es blanco o negro, de hecho vivimos en un mundo de colores...

Recuerdo una película que vi que realmente me llegó: "La sociedad de los poetas muertos", me maravilló, y una de las partes que más me quedaron grabadas fue cuando el profesor de literatura invita a sus alumnos a subirse a los pupitres para que vean desde allí el aula, cómo cambia la perspectiva.

Y si es realmente así. Solemos juzgar la vida de los demás con una liviandad y certeza tal que parecemos expertos justicieros. Ahora yo me pregunto: quienes somos para juzgar tan descaradamente y con tanta determinación?
Qué hubiéramos hecho nosotros si nos pasara algo así?
No hubiera sido igual, pues cada ser es diferente y tiene un universo propio e individual, sus circunstancias de vida, por tanto no es tan sencillo suponer, hay que vivir, y en medio de la vida se van tomando decisiones propias.

Además, nada es permanente, todo es relativo.

También recuerdo y me quedó grabado en mi ser el querido filósofo griego Heráclito que decía que todo es un constante fluir, que el agua que hoy ves correr en el río no es la misma que hace unos instantes.

Y eso es la vida.

Por eso creo que es más valioso invitarnos a vivirla que a estar juzgando las acciones ajenas.

CARPE DIEM.

María

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