miércoles, 30 de marzo de 2016

Aquella pregunta agobiante

Llevaba su cartera como de costumbre cargada de papeles sin sentido. 
Caminaba por la ciudad esperando llegar. 
Miraba el reloj de reojo para saber si otra vez llegaría tarde, una vez mas lidiando con el maldito reloj que parecía ir más deprisa que sus pasos. 
Sentía sus pies pesados y no sabia como iba a hacer para resolver aquella pregunta que la atormentaba, la despertaba por las noches, la oprimía y dejaba sin aliento. 
Decidió hacer algo nuevo, no sabia que, pero quería hacer algo nuevo, ya había  intentado todas las técnicas conocidas para encontrar la respuesta a su impostergable pregunta, pero no lo había logrado. 
Así que esa tarde, se fue caminando hasta la costanera, era una cálida tarde de marzo, el otoño había llegado, pero el verano aun no quería partir. 
Al llegar al río, se detuvo a contemplarlo, el sol se reflejaba en sus aguas, y un brillo especial resplandecía e iluminaba su rostro. 
Sus ojos se iluminaron, sin saber por que, se agrandaron y su cuerpo se enraizó allí mismo, al lado del río. 
No sabia que hacer, se había agotado de dar vueltas sin sentido a su pregunta, se había agotado de pensar y desgranarse la cabeza buscando la respuesta en los rincones más oscuros de su conciencia. 
"Basta! No aguanto mas!" Se dijo, "no quiero mas rulos y pensamientos truculentos, no quiero mas torturas que me enroscan como una víbora en celo. 
No se que voy a hacer con esto! Juro que no lo se! 
Pero si se que quiero estar en paz conmigo!"
Y grito esta frase tres veces con voz profunda y firme, cada vez más alto, hasta que la gente comenzó a mirarla desde los autos, todos se dieron vuelta para verla. 
Y a ella ya no le importo nada! Ya era hora de soltar sus preguntas sin respuestas, por más profundas y trascendentes que sean. 

Respiro hondo y se fue caminando despacio, liviana y aliviada, sin importarle su destino.

Maria 
29/3/16
Escrito en un viaje de subte de Juramento a Tribunales 

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